Ya
no hay presión entre nada.
Ya
no hay venas a punto de reventar.
Ya
no hay palabras, no hay ganas.
Ya
no hay mentira y verdad.
Ya
tu vida no me importa.
Ya
los días dan igual.
Ya
que nadie me soporta,
ahora
aprendo a caminar.
Los
dolores de cabeza
dejaron
de hacer su mal.
No
hay pastilla que me quite
del
alma la soledad.
[Café,
café,
café.
Cada mañana al despertar]