Aquel hambre y
aquella sed de vivir.
Aquella forma de levantarte
con una nube de tornillos grises
encima de la azotea.
Aquella decepción hacia la raza.
Hacia el mismo yo.
Aquella invisible manera de detenerte.
De contar horas
Vivir en un ajedrez
De permanecer sorda ante la existencia...
Cuando te gustaba el rosa todavía.
Cuando te creías al destino...
...¡Amiga mía!...
Aquella lucidez
De saber ser amiga tuya.